En el post pasado dejamos los olivos con sus flores recién abiertas en esperanza de cosecha.
En estos momentos que la esperanza se ha confirmando, podemos prever una buena producción de aceituna y, lo que es más importante, una buena calidad de aceite con poco que el otoño acompañe.
Que la aceituna madure correctamente, sin que le falte humedad durante el verano y con lluvias tempranas a principios de otoño, es garantía para poder obtener una calidad perfectamente equilibrada en sabores y aromas.
A ello contribuye, además, la luna.
Esa luna que en plenitud transmite mágicas energías a los olivos para dar fruto y vida en esta Sierra tan dura y generosa a la vez.
Sierra, Olivos y Luna nos ofrecen además una cosecha de imágenes y sensaciones que hacen diferentes cada uno de nuestros días y nuestras noches.
Sensaciones e imágenes que, junto con nuestro aceite, queremos compartir con vosotr@s.
¡Os seguiremos contando!